El arte de respirar

Los actuadores neumáticos despiertan los sentidos

 

Sentir el funcionamiento de una máquina. Los equipos de Klaus Illi permiten sentir ­literalmente la neumática. Los objetos que aparentemente respiran nos recuerdan los procesos elementales de la vida y acogen al observador involucrándolo interactivamente. El arte de Illi consiste en unir al hombre y la máquina, con los oídos, la vista y el tacto.

«Respirando se aprecian dos genialidades: al aspirar el aire y al volverlo a expulsar. Primero te agobias, luego te relajas; una maravilla de la vida y sus vicisitudes.» Estas palabras hilarantes de Goethe no hacen más que describir la percepción física del aire en el cuerpo. Aunque nos circunda por doquier, solamente nos percatamos del aire cuando la variación de las presiones provoca un intercambio de aire, ya sea en el propio cuerpo, en la atmósfera o en una instalación técnica.

 

Las obras de arte de Klaus Illi muestran que es posible escuchar, ver y, también, sentir el aire. Sus construcciones neumáticas y su representación artística nos hacen apreciar el aire de modos diferentes. Sus obras conjugan lo artístico con lo técnico y medioambiental. Illi consigue que el observador se transforme en parte de sus objetos artísticos, creando un punto de contacto entre el hombre y la máquina, estableciéndose una relación expectante. Su arte no se expresa a través de los objetos; es el sistema interactivo entre el hombre y la máquina el que constituye la obra de arte. El artista deja abiertas múltiples formas de interpretar su obra. Y precisamente esas dimensiones múltiples son las que fascinan, ya que cada uno accede a las obras según su propia e individual percepción.

Al entrar en la sala de exposición se activan diversos sensores que inician el proceso de respiración artificial. Los movimientos hacen que el observador se percate del inicio y del ritmo del proceso de respiración. Cuanto más se acerca al objeto expuesto, tanto más violenta es la respiración, que puede ser desde un jadeo casi imperceptible al principio y ­llegar hasta una respiración profunda y sonora. Mientras que el visitante se mueve en la sala de exposición, las piezas respiran a la vez, superponiéndose las tonalidades mientras unas van quedando relegadas a un segundo plano y otras aparecen con mayor fuerza. Así se crea una especie de concierto de respiros, creándose un entorno vivo y laborioso generado por las máquinas de respiración. Pero de vez en cuando se interrumpen todos los sonidos, creándose un silencio total. Illi centra su obra en el ser humano transformándolo en una parte esencial de todo lo que sucede. De esta manera pretende dirigirse a la mente y el cuerpo del obser­vador para que él dé rienda suelta a su imaginación. Viendo, escuchando y sintiendo los objetos, se vive la armonía entre el arte y la tecnología, fusionando todos los sentidos para experimentar una noción de dimensiones nuevas.

  

Esculturas de aire

 

Los objetos expuestos están en el suelo o colgados de la pared. Sus formas son sencillas, por lo general redondeadas y, en su mayoría, son de madera. Cada objeto está dotado de una membrana de goma o silicona. Al aplicar presión, la membrana se expande, adquiriendo una forma convexa. Si, por lo contrario, se aplica vacío, la membrana se curva hacia el interior. La alternancia de esos movimientos crea un cambio constante y perceptible. Las membranas actúan como lentes o espejos, reflejando las luces del entorno que las circunda. Si están bombeadas hacia adentro, en algunas aparece una imagen y en otras suena un instrumento. Los objetos están colocados individualmente o por parejas y grupos. Algunas membranas se mueven ejecutando movimientos simples, mientras que otras lo hacen realizando movimientos combinados. Las hay que se influyen entre sí y otras se encargan de elevar o inclinar placas de vidrio en diversas direcciones. Las acciones nunca están sincronizadas pues dependen del lugar en el que el observador se encuentra en cada momento.

Sin embargo, todos los objetos forman un sistema unido por tubos flexibles y cables quellevan a un compresor y a la unidad de control para conseguir activar los procesos de respiración según sea el caso. La central de control del organismo que respira está constituido por un PLC de Festo que recibe señales procedentes de barreras de luz, sensores de ultrasonido y detectores de movimientos, todos ellos activados por los movimientos del observador. El PLC controla las válvulas neumáticas dispuestas en los «órganos respiratorios». Así, las obras de arte no actúan ni arbitrariamente, ni de acuerdo a secuencias programadas previamente. Las instalaciones técnicas se encuentran en una sala aparte, a la que también tiene acceso el público.

 

«Respiro, luego existo»

 

Respirar es vivir. Esta afirmación de evidente verdad está siempre presente en la exposición del artista Klaus Illi. La disposición de los objetos y sus membranas hacen visible, audible y tangible la respiración. El ritmo de los objetos que aparentemente respiran consigue que el espectador adquiera consciencia de los procesos elementales del aprendizaje. Se da cuenta de que está aspirando oxígeno, algo que normalmente se hace inconscientemente. Así como las membranas, también la piel del ser humano se pone tensa cuando entra el aire en los pulmones y se relaja cuando se expele el aire. En consecuencia, Klaus Illi logra que quienes ven sus obras de arte se percaten de estos procesos existenciales, recordando, al menos por unos instantes, las cosas esenciales de la vida.

 

© Text: Pneumatic World, Festo AG & Co. KG, 2000